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El gran proyecto del 60 Aniversario del Club Pirineísta Mayencos, la Expedición al Ama Dablam, culminaba el 6 de noviembre, cuando los tres compañeros, Manuel, Jesús y Nacho, hacían cima en la montaña.
En el relato de su escalada por la arista suroeste de la montaña, la vía normal de ascenso, los tres expedicionarios nos muestran que ha sido mucho más difícil de lo previsto, debido sobre todo a las extremas condiciones de frío. El reto de la denominada “Vía Americana” queda para otra ocasión.
Con la conquista de la cima por parte de David Orna y su compañera Pilar, y ahora la de los tres mencionados, podemos decir que la experiencia en el Himalaya del Club Mayencos ha sido fructuosa, porque, a parte de hacer cima en esa hermosa y peligrosa montaña, todos sus miembros están sanos, y si bien aún no están todos en casa, podemos congratularnos de la experiencia maravillosa vivida este último mes en aquellas tierras lejanas, duras, muy duras a veces, pero que dejan una huella imborrable en todo aquél que las frecuenta.
Este es el relato del ascenso.
Después de un largo viaje desde España, con paso por Dubai, Kathmandú y Luckla, y varios días de trekking por el conocido y bello valle del Khumbu, los 16 miembros del Club Pirineísta Mayencos llegan el día 24 de octubre al campo base del Ama Dablam. Diez días que por una parte son de disfrute del maravilloso paisaje, y por otra, de cierta ansiedad por parte de los expedicionarios por empezar con su reto.
Tras una emotiva despedida, los trece miembros del trekking continúan su andadura hacia el pico KalaPatthar, y los otros tres expedicionarios del Club, Nacho, Manolo y Jesús, se quedan allí, para intentar escalar la mítica y bella montaña.
Al día siguiente comienza un duro trabajo de aclimatación y porteo de material hacia los diferentes campos de altura. Durante este largo proceso, los miembros del grupo se adaptan de diferente forma a la altura, lo que retrasa la fecha prevista para hacer cumbre hasta el día 6 de noviembre (14 días después de llegar al campo base), consumiendo la mayor parte del tiempo del que disponen para sus objetivos: alcanzar la cumbre por la vía normal y conseguir una perfecta aclimatación para después intentar escalar esta misma montaña por su cara oeste, por la vía «Directa Americana» su principal objetivo. Esto, junto a la llegada del invierno, el aumento del viento en altura y las bajísimas temperaturas, alejan a todos los alpinistas de sus expectativas de cumbre y a nuestro equipo de su principal objetivo. Durante este periodo, los componentes del grupo observan como diferentes alpinistas bajan de la montaña con congelaciones en sus extremidades, siendo también testigos de dos complicados rescates con helicóptero, a más de 6.000 metros de altitud, de alpinistas que han sufrido casos extremos de mal de altura, lo que pone de manifiesto el difícil reto al que se enfrentan los escaladores.
Tras una tediosa aclimatación, y con la presión de la falta de tiempo y del progresivo endurecimiento de las condiciones para ascender la montaña, se pone fecha de cumbre. El día 4 de noviembre se inicia la ascensión al Campo-1, a 5.700 metros, por camino cómodo pero muy largo, donde se salva un fuerte desnivel, hasta el principio de la arista suroeste. A partir de este punto aparecen las verdaderas
complicaciones de la montaña (altitud y dificultad técnica), solamente minimizadas por el grandioso trabajo de los “sherpas” de altura que cada temporada instalan una cuerda fija desde este punto hasta la cima.
El segundo día se recorre una arista rocosa, sinuosa y muy afilada, en la cual son necesarias técnicas de escalada en roca que les deposita en el espectacular Campo-2, situado a 6000 metros, denominado «Nido de águilas», donde un reducido numero de tiendas hacen equilibrio en diminutas repisas, desafiando a la gravedad, pero con el especial encanto que les da esta localización.
Tras una corta noche, se inicia la ascensión hacia la cumbre a las dos de la madrugada, sumidos en una total oscuridad, solo rota por la luz de los frontales. El terreno se vuelve cada vez más vertical y puramente invernal, combinando escalada en hielo y nieve con zonas mixtas de roca. Poco a poco se va ganando altura, y con las primeras luces del alba se llega al gran serac, donde en ocasiones se monta el Campo-3. Se superan varios resaltes desplomados de hielo que dan acceso a la parte final de la montaña. A partir de este punto hace presencia el viento que, junto a la altitud, lo desprotegido de la montaña y las bajas temperaturas, merma las fuerzas de los alpinistas.
Los últimos doscientos metros de desnivel se hacen especialmente duros, consiguiendo hacer cumbre a las 11 horas del día 6 de noviembre, en una mañana soleada, pero muy fría y ventosa.
Tras un breve descanso en la cumbre y disfrute de las espectaculares vistas que hacen de esta montaña un mirador excepcional, se inicia el largo descenso, una combinación de sucesivos rápeles facilitados por las cuerdas fijas que depositan a los escaladores en el Campo-2, donde descansan la noche posterior a la larga jornada.
A la mañana siguiente recogen todo el material de los campos de altura, y con la pesada carga llegan al Campamento Base, donde les esperan los dos cocineros. Cansados, pero con una gran sonrisa en sus demacradas caras.
Más información en http://mayencosamadablam2016.blogspot.com.es/
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